martes, 6 de mayo de 2008

UNIDAD 1 :ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA LITERATURA ESCRITA POR MUJERES

Sor Juana Inés de la Cruz

ESCRITURA DE FUNDACIÓN

(Juana Inés de Asbaje y Ramírez; San Miguel de Nepantla, actual México, 1651 - Ciudad de México, id., 1695) Escritora mexicana. Fue la mayor figura de las letras hispanoamericanas del siglo XVII. Niña prodigio, aprendió a leer y escribir a los tres años, y a los ocho escribió su primera loa. Admirada por su talento y precocidad, a los catorce fue dama de honor de Leonor Carreto, esposa del virrey Antonio Sebastián de Toledo. Apadrinada por los marqueses de Mancera, brilló en la corte virreinal de Nueva España por su erudición y habilidad versificadora.
Pese a la fama de que gozaba, en 1667 ingresó en un convento de las carmelitas descalzas de México y permaneció en él cuatro meses, al cabo de los cuales lo abandonó por problemas de salud. Dos años más tarde entró en un convento de la Orden de San Jerónimo, esta vez definitivamente. Dada su escasa vocación religiosa, parece que sor Juana Inés de la Cruz prefirió el convento al matrimonio para seguir gozando de sus aficiones intelectuales: «Vivir sola... no tener ocupación alguna obligatoria que embarazase la libertad de mi estudio, ni rumor de comunidad que impidiese el sosegado silencio de mis libros», escribió.
Su celda se convirtió en punto de reunión de poetas e intelectuales, como Carlos de Sigüenza y Góngora, pariente y admirador del poeta cordobés, cuya obra introdujo en el virreinato, y también del nuevo virrey, Tomás Antonio de la Cerda, marqués de la Laguna, y de su esposa, Luisa Manrique de Lara, condesa de Paredes, con quien le unió una profunda amistad.
En su celda también llevó a cabo experimentos científicos, reunió una nutrida biblioteca, compuso obras musicales y escribió una extensa obra que abarcó diferentes géneros, desde la poesía y el teatro, en los que se aprecia la influencia de Góngora y Calderón, hasta opúsculos filosóficos y estudios musicales.

ESCRITURA FEMINISTA Y FEMENINA LATINOAMERICANA

Dentro del escenario literario esta dos acepciones de lo femenino y feminista han tenido diversidad de significados en el caso que nos ocupa discerniremos los términos según Elaine Showalter y la crítica francesa -Simone de Beauvoir, Luce Irigaray, Helene Cixous, Julia Kristeva- las características femeninas son las que establecieron los primeros patrones para el inicio de una literatura hecha por mujeres, mientras que las características feministas están relacionadas a la época en la cual se instaba a que la literatura realizada por mujeres transgrediera cánones de la literatura patriarcal y tomar un camino diferente entre la escritura de hombres y mujeres.
Las escritoras femeninas se sitúan principalmente en el siglo XIX en el período de la sumisión o, según Showalter, época de la imitación. Se define este momento por la sumisión y el silencio de la mujer que sufre en el ambiente privado y público, represión sexual, dependencia patriarcal, la mujer como objeto para procrear una familia y tal es el caso en Latinoamérica de la escritura de Mercedes Cabello de Carbonera y Soledad Acosta de Samper.
La mujer escritora también se ubica en la etapa de la subversión y la revuelta, posee como particulares la toma de la palabra y conciencia del ser mujer, la apertura sexual, independencia patriarcal, la mujer agente y tratando de ubicarse dentro del campo laboral del hombre. Escritoras como Rosario Castellanos, Albalucía Ángel, Isabel Allende y Ángeles Mastretta son algunos ejemplos de la escritura feminista.
Las escrituras femenina y feminista en Latinoamérica han luchado por tener un puesto en la sociedad escritural donde ha sido regido por el hombre. A partir del siglo XIX las escritoras latinoamericanas se apropiaron de los espacios de las letras y expresaron su ideología acorde a la periferia en la cual estaban presente la literatura masculina. Sobre lo anterior, Marjorie Agosín señaló sobre el papel de algunas escritoras contemporáneas en Latinoamérica: “ son las mujeres que inventaron otras maneras de ser y vivir en el mundo, las modalidades diferentes creadas, se reconcilian con lo privado y lo político, la vida creativa con su condición como las mujeres, y eligió en sus textos el poder liberando de la imaginación como un estilo de vida” (Agosín: 16)

JOSEFINA CALLES

sábado, 3 de mayo de 2008

ACTIVIDADES REALIZADAS POR LOS ESTUDIANTES

PRODUCCIÓN DEL TALLER

Camacaro Julio ,Gonzalez Airam ,Peña Carlos.Peraza Guillermo. Zárraga Rosa

Esbozo del Panorama histórico de la literatura escrita por mujeres.

Hablar de Literatura femenina en América Latina, está irremediablemente ligado a las voces de mujeres como Florencia Pinar (1460), y Sor Juana Inés de la Cruz (S. XVIII). Cuando se asoman a nuestros oídos estas voces, se piensa de inmediato en luchas, batallas y sobre todo en esa poesía, que no solamente se escribe sino que se revienta con fuerza en los rostros de todos. Mujeres como estas fueron quienes tan tempranamente como a mediados del milenio, rompieron el silencio, allanando un camino que 500 años más tarde, no está totalmente transitable.Las mujeres han jugado papeles diversos dentro de la poesía. Sin embargo, no han sido precisamente ellas quienes han dejado inscritas sus voces en los documentos y antologías más antiguas. Las mujeres han sido, en éste como en casi todas las áreas del quehacer humano, discriminadas y confinadas al silencio.La definición de la poesía por tradición ha sido femenina. Esto considerando lo dulce, lo sentimental lo romántico en torno a lo cual versaron los poemas desde su origen. Siendo la poesía un término fundamentalmente femeninoEn los primeros tiempos de la poesía, las mujeres estuvieron reducidas a ser las musas de los poetas. Estos hombres, poseedores del "Don del conocimiento y la creatividad" adornaron y alegraron la vida con su poesía llena de las virtudes y los atributos de las féminas. Cuando a Sor Juana Inés de la Cruz se le confirió el titulo de la "décima musa” denotaba nada más y nada menos que la resistencia a conferirle el título de poeta tratando insistentemente de mantener a la mujer en su posición imperturbable de musa. Como afirmara el colombiano Ramiro Lagos "... el papel objeto de las musas se había contrapuesto entonces al papel sujeto estableciendo la división entre la poesía hecha de carne femenina y aquella elevada al poema por el nervio del hombre generador de arte.Como musas, las mujeres inspiraron el amor, la belleza, la suavidad y demás atributos que las privaron durante cientos de años de desarrollar todo su potencial como humanas. Durante el siglo XVIII Sor Juana Inés de la Cruz encabeza el feminismo, a través de su poesía y por medio de su prosa habiendo escrito el "Primer Manifiesto feminista del Nuevo Mundo'. Esta gran mujer, pese a ser monja con votos de obediencia y humildad, enfrenta los lineamientos de toda una época destacándose como la primera mujer en el mundo hispánico en enfrentar razonadamente por medio del ensayo una defensa de la educación en las mujeres, como un medio indispensable hacia su liberación.La voz femenina de Sor Juana Inés de la Cruz es así, altamente feminista, al enfrentar y cuestionar por medio de su obra el ordenamiento social que ha ubicado a las mujeres en posición de desventaja con respecto al hombre.Es con esta mujer y junto a otras grandes como Sor Francisca José del Castillo (Colombiana), Gertrudis Gómez de Avellaneda (Cubana) y Adela Zamudio (Boliviana) que arribamos al Siglo XX, siglo que se ha dado en llamar "El siglo del despertar de las mujeres".A pesar de haberse alzado y otras voces como las veces femeninas de la poesía, no es sino hasta en las últimas décadas en que empezamos a ver mujeres tímidamente colocadas en selecciones y antologías literarias. Juana de Ibarborou, Alfonsina Storni y Gabriela Mistral, esta última, la primera premio Nóbel de literatura para América Latina, son algunos de los nombres que han cobrado, relevancia en este siglo.Si se habla de que hubo dos vanguardias en América Latina, la de Huidobro (1920) y la de Neruda (1940), es necesario acotar que también hubo."... una vanguardia Feminista que si no se comprometió del todo con determinada estética, representó el signo más avanzado de toda la poesía femenina del mundo hispánico. Si vanguardia en definición más elemental significa avanzar con nuevo manifestó dándole la espalda a los tradicionalismos literarios en busca de la libertad del arte o la libertad de acción, consígnese como hecho muy significativo la promulgación del Primer Manifestó insurgente escrito por una mujer de letras contemporáneas de Venezuela'.La insurgencia política del siglo XX en América Latina y particularmente los movimientos revolucionarios que se desarrollaron a través del continente, abrieron las posibilidades para que las mujeres se ubicaran en los escenarios alcanzando ciertos niveles de visibilidad. En Centroamérica, son voces como las de Claribel Alegría, Gioconda Belli, Rosalía Alarcón de Fames o Eunice Odio por mencionar algunas, quienes han representado esta insurgencia de las mujeres que luchan desde su poesía, Claudia Lars, salvadoreña, surge como una de las primeras mujeres en Centroamérica antologada internacionalmente, Esta mujer, que se define como vocera del dolor del mundo entero, con hambre y sed de justicia toma la bandera de las mujeres al decir... Mujer, solo mujer. Ni pajarilla del necesario albergue, ni alimento para deseosos animales. Ni bosques de campánulas donde el cielo se olvida, ni una hechicera con sus pequeños monstruos.'Dentro de este proceso de surgimiento, no todas las mujeres han asumido una posición de rebeldía. Hay quienes desde posiciones más conservadoras se han adherido a la estética pura sin compromisos ni ataduras.La poesía erótica, por su parte, representa una parte de esta insurgencia necesaria que ha permitido a las mujeres ir conquistando espacios tradicionalmente relegados a los hombres. Por medio del erotismo, las mujeres pueden liberarse de alguna loma hacia el descubrimiento de su propio cuerpo y su más íntima sensibilidad.Las mujeres han ido abriendo puertas y silencios para ubicarse paulatinamente en el escenario de la literatura de América Latina. Sin embargo, basta revisar las antologías que compilan alas diferentes corrientes o a los diferentes autores latinoamericanos para notar la omisión de nombres femeninos en la mayor parte de ellas. Esto tiene una justificación histórica que van más allá, en muchos casos, de la voluntad del antologador, pero que sin embargo las consecuencias a nivel ideológico son transcendentales.Las voces femeninas dentro de la literatura de América Latina son tan importantes como las de los hombres, no solo por el silencio al que han estado sometidas, sino también porque las mujeres quieren hablar y brillar con luz propia expandiendo su visión de mundo y gritando sobre sus necesidades específicas.

El Canon Literario

El canon está compuesto por tres dimensiones:
a. Catálogo de obras y/o autores. El canon como catálogo de obras y/o autores determinado por la institución literaria para ser leídos como auténticamente literarios, lo cual los convierte en un objeto privilegiado de lectura y estudio.
b. Modelo o tipo ideal. Las selecciones de obras y/o autores catalogados como canónicos "ilustran" determinadas categorías literarias y/o extra–literarias, y constituyen modelos de imitación/socialización que cumplen una determinada función social.
c. Precepto o decisión. El canon como precepto implica el establecimiento de criterios sobre los cuales se basa la inclusión/exclusión en el canon literario; estos criterios se basan en presupuestos epistemológicos.El canon es definido como las obras y sus lecturas "apropiadas" que han sido consideradas por la crítica literaria como las mejores exponentes de la literatura.En el caso de Hispanoamérica el canon se construyó sobre la base de un lenguaje “estándar” y de un conjunto de criterios estéticos implícitos en los conceptos de poesía y literatura del colonizador.”

Diferencia entre Canon masculino y Agón femenino

Mientras que el canon masculino corresponde a la forma como los hombres escriben sus obras, el estilo y los temas utilizados; de igual forma, el agón femenino es la expresión literaria propia de la mujer y corresponde a la forma de plasmar sus sentimientos e ideas en sus obras.Robinson parte de la premisa de que el canon literario es básicamente masculino y falocéntrico, donde la mujer escritora ha sido sistemáticamente excluida u olvidada, y en cuyo imaginario se puede detectar su ‘pasividad’ y victimización. En contraposición con esta idea surgió el agón femenino con el fin de reconocer la labor de las mujeres en la literatura.Ahora bien, la diferencia que existe entre uno y otro radica principalmente en los temas, en la forma de ver el mundo, en las realidades que el hombre o la mujer plasma en sus escrituras. Por un lado, el hombre advierte realidades objetivas, sociales, luchas de clases y valores externos de la sociedad, mientras que la mujer tiende a ver el mundo introspectivo, los valores propios de cada individuo, esa realidad interna, inherente al ser humano, sin dejar de considerar el contexto socio-histórico, ni tampoco las realidades objetivas. Surge así en el agón femenino una dicotomía al combinar, por ejemplo, un problema social o político propio de una época determinada con una historia de amor en la que se vierten sentimientos desenfrenados, es una interrelación de discursos entre el “yo” y el mundo exterior.No obstante, cabe mencionar que la escritura realista femenina comenzó por imitación en un inetnto de igualar el lenguaje literario que estab vigente, como es el caso de Julia Lopes de Almeida, cuyo estilo era muy similar al masculino, al de Coelho neto.Por otra parte, tal como lo señala Julia Kristeva, la revolución del “lenguaje poético femenino” se produjo tanto por la abolición de la literatura regionalista, como por la incorporación de un lenguaje más estético apoyado en la ambigüedad lingüística del signo entre lo consciente y lo inconsciente. Este lenguaje poético se evidencia en las obras de Sor Juana Inés de la Cruz.Bajo esta perspectiva se dirá entonces que el canon masculino es la escritura “fuerte” en la que se exponen realidades sociales, políticas o económicas, es cuando se plantean realidades objetivas, el mundo externo tal y como lo vemos, mientras el agón femenino aunque está más vinculado con lo subjetivo, también considera el entorno y lo objetivo. Por lo cual se dirá que los textos escritos por mujeres, son sueltos, libres y surgen como resultado de una escritura automática que simplemente fluye, en oposición a la escritura correspondiente al canon masculino, que viene a ser una construcción bien delineada y orientada en espacio y tiempo, con una estructura exacta y bien definida. Así la escritura femenina, en la actualidad, no busca competir con ese drama, con ese estilo propio del canon masculino, si no que busca la proyección del agón femenino mediante la expresión de la realidad externa (problemas políticos, contexto social) y el mundo interno del ser humano

Definición de la literatura escrita por mujeres

Detrás de toda literatura hay una compleja red de condicionamientos que subyacen en la construcción de nuestros universos simbólicos: un esfuerzo por repensar, reconstruir, revalorizar un lenguaje que nos nombre de una forma más libre, tanto a hombres como mujeres.Al momento de preguntarse si la literatura tiene sexo, la investigadora Eva Löfquist enuncia que “existen ciertos puntos de partida que nos ayudan a pensar en una jerarquía en la cual la mujer está por debajo del hombre masculino. Ya que, la niña desde muy chica está obligada a manejar el lenguaje del padre, entendiendo al padre desde una dimensión simbólica, que nombra todo lo existe en la esfera pública: las leyes, el orden, el comportamiento, los roles, las funciones de cada sexo en la sociedad. Así es, como la niña se ve obligada a socializarse en la horda del lenguaje masculino, el lenguaje del padre, porque no existe otra alternativa. Como seres humanos, todos tenemos que asumir ese lenguaje, que a su vez expresa el lenguaje de la diferencia, en donde existe una separación significativamente peyorativa entre lo masculino y lo femenino”. La historia literaria, como género historiográfico, se construye a partir de narrativas, cuyas líneas de fuerza focalizan taxonomías como períodos, corrientes, generaciones literarias y autores consagrados por el canon literario. Este canon es construido sobre la base del sistema binario de oposición y jerarquías para el establecimiento de qué es considerada literatura de valor. Entonces, las obras que entran en la historia de la literatura caen bajo la lente de una política de la diferencia, similar al lenguaje de la diferencia, donde autores masculinos son valorados por su producción literaria, en cuanto ésta expresa una experiencia más universal.Mientras que la literatura femenina es catalogada como una producción que sólo expresa una experiencia individual, propia del mundo femenino. Es así como vuelven a reproducirse los modelos de razón-masculinidad / naturaleza-femeneidad. Además, para su inclusión en la historia, la literatura escrita por mujeres sufre ciertas operaciones retóricas que la confinan a marginalidad.A saber, la operación más común es: las autoras femeninas son tratadas en capítulos aparte y aislados, otorgando a la literatura escrita por hombres la construcción exclusiva de corrientes literarias o transformaciones estilísticas en la labor creadora. Esto refuerza cierta percepción en los lectores: las innovaciones, las transformaciones en el mundo del arte y la creación, son de autoría exclusiva de un puñado de hombres. El gran desafío que hoy asume la literatura escrita por mujeres es la trasgresión, la inversión de los estereotipos naturalizados de hombre - mujer.

Definición de la feminidad

La “feminidad” no es una palabra que las mujeres defiendan hoy en día con coraje. Algunas mujeres suelen razonar que la feminidad es precisamente aquello que las hace sumisas a los hombres. Este modo de razonar implica un pensamiento profundo en cuanto que oculto, y ese pensamiento es la aceptación de que la masculinidad es superior a la feminidad, que la feminidad no es un valor bello y poderoso en sí mismo, en su propio ser. Las viejas feministas solían enfrentarse a la policía con palabras tan absurdas como estas: “usted y yo vamos a hablar de hombre a hombre”.La nueva feminidad resalta ante todo que las mujeres tienen una serie de cualidades de las que los hombres carecen, o al menos las enfatiza más, como sucede por otra parte con las cualidades específicamente masculinas en el caso de ellos.. Una mujer que se quiere semejante a un hombre pudiera ser que nunca sea un hombre, y pudiera también llegar a ser una semi-mujer.La feminidad es la distinción cultural históricamente determinada, que caracteriza a la mujer a partir de su condición genérica y la define de manera contrastada, excluyente y antagónica frente a la masculinidad del hombre. Las características de la feminidad son patriarcalmente asignadas como atributos naturales, eternos y ahistóricos, inherentes al género ya cada mujer. Contrasta la afirmación de lo natural con que cada minuto de sus vidas, las mujeres deben realizar actividades, tener comportamientos, actitudes, sentimientos, creencias, formas de pensamiento, mentalidades, lenguajes y relaciones específicas en cuyo cumplimiento deben demostrar que en verdad son mujeres.Las mujeres dejen de vivir hitos de su feminidad y encuentren formas nuevas de vida. Sin embargo, como todas ellas son evaluadas con estereotipos rígidos -independientemente de sus modos de vida- y son definidas como equívocas, malas mujeres, enfermas, incapaces, raras, fallidas, locas.Las mujeres quieren cambiar el mundo y hoy dirigen la mirada hacia ellas mismas. Desde esta perspectiva, sus experiencias son analizadas para evaluar su impacto sobre la desarticulación de la opresión femenina, y para dilucidar la correlación existente entre tendencias a la conservación de la feminidad dominante, formas nuevas de feminidad opresivas, y formas antipatriarcales y libertarias de ser mujer. La filosofía feminista caracteriza la situación actual como un cambio radical de la sociedad y la cultura, marcado por el tránsito de las mujeres de seres-para-otros, en protagonistas de sus vidas y de la historia misma, en sujetos históricos.En un principio la rebelión feminista construyó, entre otros, el mito de cambiar el mundo, para erradicar la opresión de las mujeres; porque en él se encontraba lo patriarcal y lo opresivo, y se concebía que el mundo era algo distinto y separado de las mujeres. La opresión patriarcal era impuesta y separable de la condición de la mujer que aparecía como una nueva naturaleza femenina sólo que positiva, histórica y no natural.

¿Hacia dónde apunta la utopía feminista latinoamericana?

El feminismo en Latinoamérica ha ido tomando terreno con el pasar de los años; hoy por hoy, sentimos ese trascendente estilo de expresare que tiene la mujer, la cual impregna sus escritos de sentimientos y hoy está rompiendo paradigmas por los cuales debieron regirse durante largo tiempo a la hora de escribir. Los movimientos feministas han sido posiblemente el fenómeno subversivo más significativo del siglo XX, por su profundo cuestionamiento a los pensamientos únicos y hegemónicos sobre las relaciones humanas y los contextos sociopolíticos, económicos, culturales y sexuales en las que se desarrollaban. Los feminismos latinoamericanos han sido parte activa y fundamental de este proceso en la región., se desarrollaron, significativamente y con diferentes ritmos, desde fines de la década de los 70 generalizándose, durante los 80, en todos los países de la región.Su surgimiento se dio paralelo la expansión de un amplio y heterogéneo movimiento popular de mujeres, expresando las diferentes formas en que las mujeres comenzaban a entender, conectar y actuar sobre su situación de subordinación y exclusión. Dentro de esa heterogeneidad, en los inicios del despliegue movimientista podemos distinguir algunas vertientes básicas que expresaban la forma específica y diferente en que las mujeres construyeron identidades, intereses y propuestas. La vertiente feminista propiamente dicha, que inició un acelerado proceso de cuestionamiento de su ubicación en los arreglos sexuales y sociales, extendiéndola a una lucha por cambiar las condiciones de exclusión y subordinación de las mujeres en lo público y en lo privado.La vertiente de mujeres urbano populares, que iniciaron su actuación en el espacio público, a través de la politización de sus roles tradicionales, confrontándolos y ampliando sus contenidos hacia el cuestionamiento en lo privado. Y la vertiente de mujeres adscritas a los espacios más formales y tradicionales de participación política, como los partidos, sindicatos, las que a su vez comenzaron un amplio proceso de cuestionamiento y organización autónoma al interior de estos espacios de legitimidad masculina por excelencia. Estas vertientes se multiplicarán en muchos otros espacios en la década de los 90.Desde los inicios, los feminismos avanzaron en propuestas que ligaban la lucha de las mujeres con la lucha por la “recalificación” y/o la recuperación democrática. Más específicamente, en las luchas contra las dictaduras, los feminismos comenzaron a ligar la falta de democracia en lo público con su condición en lo privado. No es gratuito que el slogan de las feministas chilenas en su lucha contra la dictadura: “democracia en el país y en la casa” fuera entusiastamente asumido por todo el feminismo latinoamericano, porque articulaba las diferentes dimensiones de transformación que se buscaban y expresaba el carácter político de lo personal, aporte fundamental de las luchas feministas de la segunda oleada.En los últimos años, el feminismo se ha tornado muy serio en cuanto a propuestas, las mujeres se han estado expresando de una manera en la que, años atrás, no hubiésemos imaginado, puesto que existían numerosas trabas que hacían de la mujer, una figura descalificada y no tomada en cuenta para los aspectos importantes, tanto políticos, como sociales.Igualmente en la literatura feminista en otras lenguas, las escritoras latinoamericanas han legitimado los espacios marginados, sobre todo el ámbito domestico, revalorándolo como símbolo del ser, del poder y del escribir femeninos. Rosario Castellanos, ya en 1969, definía su identidad en términos reminiscentes de las moradas de Santa Teresa: "Yo soy un ancho patio, una gran casa abierta; yo soy una memoria" (Materia memorable, 28-30). Adelaida Martínez plantea a su vez que “La mujer ha empezado a superar el estallido inicial de la protesta feminista que, como el de toda revolución, fue necesariamente estridente; pero ahora que ya hemos cambiado el mundo -aunque sea mínimamente-, que ya hemos obligado a los ojos y los oídos de la sociedad contemporánea a fijarse en lo que dicen y hacen las mujeres, el terreno es fértil para formular programas y presentar demandas serenamente. Queda mucho camino por recorrer pero las nuevas generaciones no podrán deshacer lo andado por la nuestra”. Ese es el contexto en el que escriben las escritoras latinoamericanas, inventándose a si mismas e inventando también a los hombres para descubrir dominios antes no explorados del ser y la existencia, construyendo nuevos signos para expresar su original percepción del universo, liberando al discurso de viejos tabúes patriarcales, inscribiendo su ideología de emancipación para cambiar voluntariamente la historia. Y todo ello en una escritura fabricada desde los ritmos más íntimos de sus cuerpos de mujer.En Latinoamérica, los sueños utópicos de las mujeres hoy les están dando sus frutos, están siendo aceptadas sus peticiones y resquebrajan los parámetros establecidos por el canon, pero la resistencia de los movimientos feministas ha sido constante y ha despertado el interés de los lectores en el mundo entero, de igual forma, los latinoamericanos han sido partícipes de la elevación dentro de la sociedad culta que han tenido las mujeres, lo cual indica que esta lucha feminista, que se ha mantenido durante décadas, promoverá por largo tiempo sus ideas, con las que podrá convencer al mundo de sus capacidades y su nivel político, cultural y social. Los sueños, las utopías feministas latinoamericanas se dirigen velozmente a la integración de la mujer dentro de todos los ámbitos dominados comúnmente por los hombres.
Referencias
-Lobo, L. El nuevo milenio y la reconstrucción del canon en la literaturaLatinoamericanademujeres.[Documentoenlínea] Disponible:http://www,henciclopedia.org.uy/autores/Luizalobo/Literaturafemenina.htm.[consulta:2008,mayo]-G.,FRANCESCA. Historia de la Ideas Feministas, Fundaciòn editorial “El peero y la rana. 2006.Caracas-Venezuaela-[Documentoenlínea]Disponible:http://www.redparaellas.com/ocio-y-cultura/paracomprender-la-literatura-escrita-por-mujeres.-[Documentoenlínea]Disponible:http://www.sololiteratura.com/fer/ferfeminismoylit-Vargas, Virginia. Los feminismos latinoamericanos en su tránsito al nuevo milenio (Una lectura político personal)[Documentoenlíne Disponible:http://http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/cultura/vargas.doc